Por: Lorenzo Villegas, Columnista invitado @lavillegar
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Lorenzo Villegas |
Anoche, como a las 8, un asesor del Viceministerio de
Turismo y al parecer, miembro de la Academia Colombiana de Gastronomía, se
enojó porque le pregunté cuántas arepas de huevo hacen en Luruaco, sin harina
precocida. A don asesor, al que me referiré de acá en adelante así, no le gustó
para nada mi pregunta y me mandó a comer... arepa a Luruaco. Luego me tiró al
pueblo encima y trató de decir que yo menospreciaba a las señoras areperas.
Como considero que esos puestos de asesoría gubernamentales
son cuotas políticas de personas que no hacen ni arepa, le contesté, que él no
había entendido el trasfondo de mi pregunta y que se lo explicaría en una
columna, don asesor, así, en minúsculas, bienvenido.
A don asesor lo conocí en una conferencia en la que
participó y en la cual soltó joyas como que en la pandemia a los restaurantes
chinos les fue muy bien... sí, yo tampoco entendí. Más allá, de hablar mal de
don asesor, a quién no conozco y contra quien no tengo algo personal, quiero
hablar es de esos cargos burocráticos que en nada le aportan a la identidad y
tradiciones culinarias.
Mi inquietud de anoche, más que hablar de las señoras
areperas de Luruaco, a quienes admiro y valoro, era hacer hincapié en algo
fundamental: la desarticulación entre campo y restauración. Por lo general,
cuando se habla de turismo, se piensa en el turista, qué se le va a ofrecer,
qué le venderán, dónde va a dormir y eso me parece muy importante, pero los
productores de alimentos no aparecen en esta lista de prioridades.
En este caso de Luruaco, para no extenderme, ¿quisiera
saber, don asesor, qué maíces usan las señoras areperas? ¿se usa harina
precocida? ¿el maíz es transgénico? ¿hay presencia de glifosato en esos maíces?
claro, don asesor dirá que esa no es su labor, que él vela por la promoción
turística, por a se so rar al Viceministerio, pero según parece, por las fotos
que cuelga, su mayor afán es el de llevar cocineros de renombre, con
restaurantes acreditados, a que paseen por zonas apartadas de Colombia, con la
excusa de que estos le enseñen a esas señoras, trucos de cocinas y técnicas que
perfeccionen sus cocidos.

Don asesor, esas señoras le dan clases a estos cocineros
que usted lleva con nuestra platica. Estos cocineros, muy buenos y todo, tiene
con qué pagar su viaje y usted, mejor, trate de concatenar los productos
campesinos con las ferias de cocina, para ver si algún día, tanto campesinos
como artesanos culinarios no son utilizados, aprovechados en su inocencia,
usados en provecho de fotos para promoción turística y luego olvidados en sus
miserias.
Don asesor, es tarde para que los ministerios de Hacienda,
Comercio, Cultura y Turismo, Mintic, pongan a marchar la Política de
Salvaguardia de de las Cocinas Tradicionales de Colombia, eso ya está hecho,
pongan a andar ese importante trabajo, deje de pasear con la plata que puede
invertir en mejorar cadenas de producción y sobre todo, don asesor, no se enoje
cuando le pregunten algo que no sabe.