A la difícil situación de las aerolíneas que apenas sí están calentando motores, las autoridades colombianas deciden abrir una indagación preliminar a Avianca por el vuelo AV 8565 que cubría la ruta Medellín – Bogotá, en el que presuntamente se habría violado el Protocolo de Bioseguridad establecido para el transporte aéreo.
La investigación busca
determinar las consecuencias de un concierto de la Orquesta Filarmónica de
Medellín al interior del avión, como parte de la reapertura de vuelos en el
país, tras varios meses de confinamiento.
Igualmente,
la Aeronáutica inició indagación preliminar de lo ocurrido en el vuelo RPB 7029
de la compañía Wingo, en la ruta Cancún – Bogotá, en el que presuntamente
también se habría violado el Protocolo de Bioseguridad, tras conocerse que una
pasajera colombiana infectada con covid-19 arribó este domingo 4 de octubre a
Bogotá procedente de Cancún a bordo de un avión de Wingo.
La aerolínea expidió un
comunicado en el que reconoce lo sucedido y se compromete a investigar lo
ocurrido.
Estos dos hechos no contribuyen
en nada al restablecimiento de la confianza de los viajeros, ya sea de negocios
o de turismo y más bien “espantan” a quienes cansados de la rutina y el
confinamiento quieren volver a viajar a sus destinos preferidos.
Aunque todavía no se
descubre la fórmula para conocer cuantas personas se desaniman para viajar
frente a estos “deslices” de las aerolíneas -voluntarios o no- lo cierto es
que cada uno de estos eventos retrasa la activación plena del transporte aéreo.
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