Los viajeros son un pilar fundamental para diseñar estrategias de conectividad competitivas, que contribuyan al desarrollo turístico sostenible
El análisis de la huella de carbono por pasajero es un
indicador que ayuda a los destinos a visibilizar el impacto medioambiental, y
que gana valor estratégico en el contexto de otros indicadores de impacto
turístico, como el nivel y la distribución del gasto en el destino
Como apunta Mabrian,a propósito de este estudio, para los
destinos de América Latina, la trazabilidad de las emisiones de CO2 de los
viajeros son un pilar fundamental para diseñar estrategias de conectividad
competitivas, que contribuyan al desarrollo turístico sostenible.
El estudio compara la huella de carbono por pasajero de los principales destinos de América Latina (Argentina, Chile, México, Brasil, Colombia, Perú y Uruguay) que, en su conjunto, representan el 98% de las llegadas internacionales a la región de América Latina y el Caribe en 2024, según datos de ONU Turismo.
La huella de carbono por pasajero es un indicador elaborado
por Mabrian que determina la media en kilogramos de CO2 emitida por cada
viajero que llega a un destino a través de transporte aéreo.
El ratio se calcula a
partir de la metodología aprobada por la Organización de Aviación Civil
Internacional (ICAO, por sus siglas en inglés), que considera criterios como el
tipo de cabina, la relación entre pasaje y carga transportada del vuelo, y el
load factor o relación de asientos ocupados y disponibles en el vuelo en grupos
de rutas específicas.
“La huella de carbono por pasajero cobra sentido con el
contexto que ofrecen otros indicadores de impacto de los viajeros en un
destino, como el nivel y distribución del gasto”, apunta Carlos Cendra, socio y
director de Marketing y Comunicación de Mabrian.
“Para los destinos, la huella de carbono no debe ser solo un
criterio cuantitativo, debe ser, sobre todo una herramienta de trazabilidad
para desarrollar estrategias de conectividad más sostenibles, eficientes y
rentables”.
“Rutas eficientes”, la clave para reducir la huella de
carbono por pasajero
La principal conclusión de este análisis es que el ratio de
emisiones por visitante a los países analizados se reduce gracias a rutas de
larga distancia que, en los últimos 12 meses, han conseguido reducir
sensiblemente las emisiones de CO2.
“Varios factores concurren para que estas rutas aéreas
reduzcan la huella de carbono por pasajero como, por ejemplo, la renovación de
la flota aérea, con aeronaves más modernas y eficientes, la optimización en la
planificación del load factor, o la incorporación de aviones de mayor tamaño,
respondiendo al objetivo de las aerolíneas de rentabilizar las rutas, ya sea
aumentando ingresos o reduciendo costes, especialmente el de combustible, lo
que contribuye a reducir la huella de carbono”, explica Cendra.
Los datos muestran dos escenarios: países en los que se
reduce la huella de carbono por pasajero respecto al año anterior, como Chile
(-5,3% de media), Colombia (-3,9%), Uruguay (-3,4%), o Perú (-0,7%); y destinos
como Argentina (+6,3%), México (+4,7%) o Brasil (+1,9%), en los que
aumenta. El detalle de los principales
mercados de origen para cada uno de estos destinos evidencia este efecto de las
“rutas eficientes”, que contribuyen a la reducción de las emisiones de CO2 por
pasajero.
La influencia de las rutas de larga distancia es clara, por
ejemplo, en Chile, el destino de América Latina donde más se reduce la huella
de carbono por pasajero de los siete estudiados en 2024, gracias a la
contribución de rutas que generan un mayor volumen de emisiones de CO2, aunque
las reducen respecto al mismo período del año anterior.
Este es el caso de los vuelos desde Australia (-7,9%
respecto al año anterior), Nueva Zelanda (-2,3%), o España (-0,2%), que han
conseguido ser más eficientes respecto al año anterior.
Otro caso interesante es Colombia: en este destino, dos de
las rutas de larga distancia que generan una mayor huella de carbono, Turquía y
Alemania, han recortado en un año sus emisiones en -18,8% y -10,7%,
respectivamente.
Un escenario parecido se repite en Uruguay, donde las
emisiones de CO2 en los vuelos desde Colombia han caído un -12,1% respecto
pasado año, las de España se han reducido en un -4,1%, mientras que las de
Estados Unidos y Panamá se mantiene estables.
La reducción de la huella de carbono es clave para la
sostenibilidad en el turismo porque, como indican datos de World Travel &
Tourism Council (WTTC), el 6.5% de las emisiones mundiales de gases de efecto
invernadero provienen de la industria turística, su cadena de valor y redes de
transporte internacional y, de estas emisiones, el 37% tienen origen en el
transporte de viajeros.
En este sentido, la aviación tiene un papel muy relevante,
como refleja Air Transport Action Group (ATAG) en la edición más reciente de
Aviation Benefits Beyond Borders 2024.
Este informe apunta que el 80% de las emisiones de CO2 de la
aviación están generadas por vuelos que cubren distancias mayores de 1.500
kilómetros para los que no hay otro medio de transporte. Además, según este
mismo estudio, el 2,05% de la emisiones de CO2 generadas por la acción humana
proviene de la actividad de las aerolíneas.
“Nuestros datos prueban que, a pesar de los desafíos y
dificultades técnicas, tanto las aerolíneas que operan en América Latina como
los destinos de la región están alineados con este compromiso, aunque aún hay
margen de mejora”, subraya el portavoz de Mabrian, parte de The Data Appeal
Company – Almawave Group. ”El siguiente paso es
profundizar en la capacitación de los destinos sobre cómo operar a partir
de este tipo de indicadores, y en la concienciación sobre cómo aplicar la
inteligencia de datos para avanzar en materia de sostenibilidad, por ejemplo,
desarrollando de rutas y estrategias de conectividad que incorporen otros
parámetros de impacto al análisis que respondan tanto a criterios de
crecimiento o competitividad, como de desarrollo sostenible”, concluye.