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martes, 12 de mayo de 2020

Ha llegado el momento de impulsar definitivamente la liberalización del transporte aéreo, afirma Vargas Lleras



“No creo que el futuro del sector turismo dependa de Avianca, tampoco creo que esta empresa está aportando a la competitividad del país”.



Germán Cargas Lleras en la edición digital del periódico El Tiempo del nueve de mayo, se vino lanza en ristre contra la posibilidad de apoyar por parte del Gobierno Nacional, a la que una vez fuera la empresa aérea insigne de los colombianos y hoy en quiebra en manos de empresarios extranjeros.

Vargas Lleras pone el dedo en la llaga al afirmar que “como en el caso del empleo y la inaplazable reforma laboral a que me referí la semana pasada, yo creo que por la crisis del sector y de su principal protagonista, Avianca, ha llegado el momento de impulsar definitivamente la política de cielos abiertos o liberalización del transporte aéreo en nuestro país”.

“Llegó el momento de ponerles fin a los altos costos de los tiquetes, a la mala calidad del servicio, a la impuntualidad y, en general, a todos los abusos que genera la falta de competencia en cualquier mercado”.

“Una política de cielos abiertos permitirá contar con más empresas que ofrezcan un mayor número de rutas y frecuencias, que compitan con tarifas, promociones y servicio. Aquí, lo que necesitamos es más operadores, tanto en rutas nacionales como internacionales, y poner al usuario y la competitividad de nuestro país en el centro de la política pública en materia de transporte aéreo”.

“Para lograrlo habrá que dar acceso irrestricto al mercado, con frecuencias ilimitadas, libertad de equipos y no más acuerdos de reciprocidad. En el Congreso hace trámite el proyecto de ley de cielos abiertos, el cual, hay que reconocer, nunca ha podido avanzar por causa de los intereses de Avianca. La pandemia nos ha develado, como en tantos otros temas, la necesidad de hacer cambios profundos en sectores antes intocables”.

“No creo que el futuro del sector turismo dependa de Avianca, tampoco creo que esta empresa está aportando a la competitividad del país; incluso, no creo que en cualquier caso se vayan a perder los miles de empleos directos e indirectos que genera, pues sean quienes sean los que entren a operar nuestro mercado, siempre se les podrá exigir como contraprestación para autorizar las rutas, la incorporación de estos trabajadores a sus nóminas”.

Avianca: un pájaro con las alas rotas y sin condolientes




Al igual que muchas empresas del mundo que tendrán que hacer cambios bruscos en sus planes y proyectos para los próximos años a causa de la pandemia mundial, Avianca ha sufrido un aterrizaje forzoso al quedarse sin tren de aterrizaje para los próximos años.

Aterrizar de barriga deja muy maltrecho un avión y en el caso de Avianca es toda una compañía, cuya fórmula salvadora al 2023, era “refinanciar la deuda, simplificar la flota; salir de rutas no rentables, de negocios que no son estratégicos, y enfocarnos en el servicio, en el cliente, en subir el nivel”.

Ese era el pensamiento de su presidente Anko van der Werff, antes de aterrizar de barriga y evaluar lo maltrecha que quedó la empresa a causa del Cóvid-19. Ahora la fórmula salvadora fue la de acogerse al Código de Bancarrota de Estados Unidos, para preservar las operaciones y reestructurar su balance, proceso que incluirá a 39 compañías del conglomerado.

Al igual como les sucede a muchas aerolíneas alrededor del mundo, los desafíos de Avianca son de larga trayectoria: sin ingresos, ninguna empresa tiene un buen futuro. Con fronteras cerradas y la incertidumbre de no saber cuando se abren de nuevo los cielos. Y cuando esto suceda, aguantar la penosa y lenta recuperación de una demanda y unos clientes temerosos y empobrecidos.

En tanto pilotos y empleados de Avianca, que suman cerca de 19.000 en Colombia, siguen mirando el cielo preocupados por su futuro y el de sus familias. La mayoría de ellos se acogieron a las vacaciones anticipadas, o licencias no remuneradas que al parecer les llevarán varios meses más.

La compañía United Airlines por ejemplo, a principios de marzo tomó medidas ofreciendo a sus empleados la opción de retiros voluntarios sin indemnizaciones, además de los recortes de vuelos, esto como parte de la estrategia para detener los efectos económicos por el coronavirus.

Salomón Kalmanovitz, en su columna de El Espectador del cuatro de mayo titulada ¿Debemos salvar a Avianca?, afirma que “el cierre del espacio aéreo por la pandemia del coronavirus le ha dado un golpe mortal a la mayor parte de las aerolíneas del mundo; por lo tanto, nunca ha sido, y menos ahora, un buen momento para que un Estado raquítico como el de Colombia se meta en un negocio caro y malo. Tiene muchas otras prioridades sociales y económicas que enfrentar y cuenta con escasos recursos”.

“No se debe poner al servicio de grupos financieros voraces que no pagan impuestos y maltratan a sus usuarios, pero sí pretenden que los subsidiemos los contribuyentes. Es preferible que la compre barata un grupo privado nacional o extranjero y relance la operación cuando se abran los cielos nuevamente”.